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martes

PADRES TEMPORALES

EN medio de las crisis y de las malas noticias, en medio de los desastres financieros y bancarios, hay historias que consuelan. Son historias mínimas, pequeñas, de esas que no sirven para vender un periódico (siempre nos venden, con letras grandes, las malas noticias; esas que, nadie sabe bien por qué, corremos enseguida a comprar), protagonizadas por gente aparentemente común, corriente. Gentes que, sin embargo, terminan demostrando tener algo especial, un brillo particular en sus vidas que nos reconcilia, al menos un poco, con el mundo. Una de esas pequeñas historias aparecía ayer en este periódico, que nos contaba sobre unos padres distintos, diferentes. Padres de urgencia, les llama la periodista en su reportaje. Pero habría que llamarlos también padres temporales, padres de un ratico, padres mi hijo puede ser cualquiera que lo necesite; padres no quiero nada para mí; padres te quiero hoy, y no me importa que mañana no me recuerdes.Estas gentes, que ya no parecen tan comunes ni corrientes, forman parte de un programa de acogimiento de menores. Un programa particular, diseñado para niños de menos de seis años a los que se les quiere evitar que pasen por un Centro de Protección de Menores. Estos padres de acogida pueden ser avisados en cualquier momento. Y de un día para otro reciben a un niño en sus casas, un niño que pasa a ser parte de sus familias, pero sólo por un tiempo: cualquier día, también, son avisados de que tienen ya una familia de adopción y entonces el niño sale para siempre de sus vidas.Una caja con fotos, juguetes y recuerdos; una libreta donde va apuntando lo que le gusta y lo que no le gusta al niño. Algunas de estas cosas va guardando para su hijo de acogida una de las madres de urgencia del periódico. Una madre que declara: "La gente dice que estoy loca, que luego me lo van a quitar, pero no lo haces por ti, lo haces por el niño, porque tenga el cariño de una familia". Mientras leo sobre estos padres de urgencia, estos padres otros, padres sin duda más padres que muchos de los usuales, recuerdo un precioso poema de la cubana Fina García Marruz, Hombre con niño pequeño, que parece escrito especialmente para ellos. "El mayor que sirve al más pequeño / sirve al que no lo puede acompañar", decían algunos de sus versos. Y terminaba: "La dádiva de tu tiempo en ese niño / pertenece a lo hundido, a la raíz, / a lo que no tendrá nunca recompensa. / Su sucesión no la recoge el tiempo. / De ahí la indecible belleza de ese diálogo, / como de peregrinos en una posada, / como de aves que se cruzan".

http://www.granadahoy.com/article/opinion/304196/padres/temporales.html

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